Tuesday, June 01, 2004



En directo desde el Primavera Sound
[dos posteos musicales en un día! Sorprendente esfuerzo de producción]

Un buen amigo fué a ver el festival estrella que todos soñamos presenciar algún día y cuenta su experiencia, con calificaciones y chistes internos incluídos.


9,5 Dominique A: Él solito, con una guitarra eléctrica y otra acústica y (eso sí) un juego de pedales fas-tuo-so, llenó el escenario, bailó como si fuera Elvis, usó las manos como si fuera Marcel Marceau, y cantó como si fuera Gene Vincent, Jacques Brel e Ian Curtis a la vez un set lleno de nervio, de texturas y de melodías. Definitivamente, el Zidane del rock, exquisito y necesario… y tú que te lo estás perdiendo. (Lo único malo, la creatina: Dominique, abandona el culturismo ya).



8,8 PJ Harvey: Estuve 60 minutos pensando en sexo y cuando terminó, decidí hacerme feminista. Todo sonó a Ride of me y a Patti, claro, a Patti. Y que conste que yo nunca me había tomado muy en serio a ese manual-de-estilo-de-la-feminidad-moderna andante que daba conciertos deslavazados en sujetador. (unos amigos míos, guitarristas todos, se empeñaron en que la banda había estado fallona… yo, personalmente, no me di cuenta / no me molestó).



8,2 Sun Kill Mon: Mark Kozelec ataca de nuevo los caminos de siempre, esta vez con los deberes bien hechos (buenas –que no buenísimas- canciones nuevas y un formato apropiado –dos guitarras, bajo y dos violinistas adolescentes-). ¿A alguien se le ocurre una voz más increíble que la suya? Tocó siete canciones (incluidas New Jersey –clímax absoluto-, Mistress y All mixed up) pero se acabó enfadando porque había gente en el público que estaba hablando. Recuerdo un concierto en Madrid de Red House Painters hace seis años o así en el que pasó lo mismo… Vamos, Mark, que ya llevas mucha mili para tomarte las cosas tan a la tremenda.



8,0 The Fall: Lo más punk con muchísimo. Mark Smith, encorvado, demacrado, mascando chicle, deambulante y, obviamente borracho, ni siquiera cantó: fue lo suyo un delirante soliloquio, entre los guitarrazos de dos facinerosos a la altura de las circunstancias. No seríamos más de 400 personas y hasta hicimos pogo.



7,5 The Pixies: The Pixies, ¿el mejor karaoke del mundo? Calvos (tres de ellos) y gordos (dos de ellos ¿cuál de ellos es el elemento común?), risueños (sobre todo Kim… con lo que ella tiene que haber pasado, qué bien le va a venir la pasta), bastante ensayados… “Mucho mejor que cuando vino la Velvet hace unos años, algo mejor que Televisión en 2003 pero un poco peor que the Stooges”, según un amigo. ¿Dónde está mi cabeza?



7,2 Julie Delpy: ¿Una actriz francesa de perfil arty se mete a cantante? Esto tenía pinta de acabar en una sesión de Zara-jazz pero resultó que Julie (pequeñita y ajada, pero atractiva) tomó el viejo formato de rubia rodeada de tipos sombríos de los años 40 y llevarlo al rock más o menos contemporáneo y bien armado. Se le notó actriz para lo bueno (esa manera de cimbrear la cintura) y para lo malo (algún chiste de más, alguna mueca gratuita) y la cagó con una canción que presentó como un homenaje “a los que se han ido demasiado pronto como Jeff Buckley, River Phoenix o Elliot Smith” (ay, Elliot, lo que vas a tener aguantar, como si fueras el ángel simón) y que en los estribillos decía “too fast” y también “too soon”.



7,0 Mudhoney! Si va a resultar que descubro a Mudhoney a estas alturas. Me acordé de un bar al que iba mucho en segundo o tercero de carrera y al que tengo que volver. ¿Cháchara sónica-metalera? Que te den.



7,0 The Hidden Cameras: Y no pongo más nota porque los vi malamente y de lejos 15 minutos. Muy buena cara.



6,4 (Smog): Levantaron el vuelo en Cold blooded old times y en pocas ocasiones más. Parecía un poco borracho e irascible (sobre todo, con su turbadora bajista) pero hizo algunas cabriolas muy divertidas… Como Arab Strap pero con más gracia.



6,2 Nina Nastasia: Como esos equipos que empiezan bien el partido, tocando con paciencia, bien plantados en el campo… pero a los que se les va la primera parte sin haberse acercado a la portería contraria y después del descanso se encuentran con las prisas…Lo que pasa es que no vi la segunda parte porque me fui a ver a Ladybug Transistor (me dijeron que no acabó de cuajar).



5,5 Ladybug Transistor: Problemas de carisma: A vosotros ¿os compran la ropa vuestras madres? ¿os peinan vuestras abuelas? Si fuera Daniel Johnston diría “Vosotros no folláis mucho, ¿verdad?”. Quizá sea que el rollo Holden Caulfield sólo es difrutable en soledad. El mal sonido terminó por sentenciar su bonito repertorio.



5,0 Benjamin Biolay: Torpón en la puesta en escena -el escenario se le hizo enorme-, impreciso en la ejecución y con un set list deslavazado. El bluff del fin de semana, el hype del año. Dominique 3-Benjamin 0.



3,1 Wilco: Tanto hablar de ellos, y resulta que, a las buenas son sólo unos Teenagefanclub sin ese aire de familia y a las malas,… pues no sé, unos Dove de rutina. Sobre el escenario, completamente MTV; de sonido, una castaña; de canciones, pelados. Billy Bragg (meto Bragg y Word me lo corrige por braga), mejor te juntas con El Atún (ahora que ve DVDs sobre el Che Guevara y escucha a Silvio Rodríguez)



Sin calificar Plaid. Me dijeron: saltate a Primal Scream y a Divine Comedy (y yo que me dije “mejor”) y vente a ver a Plaid, que va a ser algo importante de verdad. Pero no entendí nada de nada.



Sin entregar el examen No llegué a ver (y me jodió) a Nacho Vegas & Fdo Alfaro, the Russian Futurist, Atom Rumbha (bueno, vi 10 minutitos y tenía buena cara), Franz Ferdinand (mucho menos hype que Benjamín Biolay), Matt Elliot,…

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